Mientras iba a casa, pensando en mis problemas, absorto en lo que me acababa de ocurrir, no presté atención a una jovencita que estaba sentada en el bordillo de la acera, cabizbaja y llorosa, justo delante del café donde suelo desayunar todos los días.
No supe en ese momento lo importante que iba a ser en mi vida esa persona. Me acerqué a ella con delicadeza y dulzura, me senté junto a la joven y sin vergüenza alguna le pregunté que le pasaba y si la podía ayudar...
Se la veía demasiado agobiada, mientras que entre sollozos se secaba las lágrimas y me decía que no le diese importancia.
Yo algo extrañado me fuí, mirando a la pobre chica.
Un rato después, cuando estaba en casa, oí cosas algo raras. Me asomé, y ví como la joven me llamaba(me quedé asombrado al observar que sabía mi nombre) así que la invité a entrar a casa.
Me contó cosas sorprendentes, no sabía quién era, pero sin embargo me conocía perfectamente. Me dijo que era especial para ella y yo no entendía nada.
Hasta que me dí cuenta de que la conocía desde pequeño, era mi mejor amiga...
Estuvimos hablando de recuerdos que vivimos de pequeños, y finalmente le pregunté por qué lloraba...cuando me enteré no podía salir de tal asombro...¡tenía que ayudarla!
Marta Martín, 1ºD
EJEMPLOS PARA ANALIZAR
Hace 8 años
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