La hermana llegó a casa, y fue a la guarida de los monstruos . Sabía a lo que se enfrentaba pero también que su hermano Xavier y su amigo Adrián estaban en peligro. Eso le impulsó a ir allí y bajar a esa guarida oscura y siniestra.
Tenía miedo, mucho miedo, estaba aterrorizada pero sentía que lo tenía que hacer, sentía que era su obligación descubrir todo aquel misterio. Por eso, destapó la trampilla pero no tuvo el suficiente valor como para bajar, así que colgó una cámara que llevaba en el bolso, la enganchó con una goma del pelo al palo de la fregona y la bajó por la trampilla. Así se quedaría grabado todo lo que pasase ahí abajo.
Notaba una presencia como de algo o alguien que la obserbaba. Pero no podía decir si era o no una persona, así que miró hacia atrás extrañada y resultó ser Bieito. El camarero del bar le dijo: -¿Qué haces aquí?
Y ella le contestó:– Venía a hacerle una visita a Adrián; soy una antigua amiga suya y él me quería enseñar esta maravillosa casa. Y tú, ¿qué haces aquí?
-Venía a darle unas cosas a Adrían. Soy el camarero del bar al que va habitualmente; encontré la puerta abierta y entré. Yo que tú saldría de aquí, dicen que esta casa está encantada.
Ella contestó: -Pero, ¿y Adrían? ¿Dónde está?
-No lo sé, hace días que no lo veo.
La hermana de Xavier cogió el móvil y llamó a la policía. Cuando llegó, entraron en la casa y abrieron la trampilla, bajaron con linternas y vieron que había cuerdas y cintas adesivas, como si hubieran secuestrado a alguien, y manchas de sangre en el suelo. Un teniente de la policía se giró y vio a la niña que aparecía en el libro, pero esta vez sin un ojo y con la cabeza sangrando. Gritó, y sus compañeros le dijeron: - ¿Qué pasa? Y él les dijo que había visto a la niña . Abrieron una puerta y resultó que allí vivía un asesino en serie con una máscara, que tenía secuestrado a Xavier, que estaba atado a una silla. Cogieron al asesino y le explicaron a Teresa que lo de la casa fantasma era para atraer a la gente a su propia muerte. Y la chica era una pequeña que él había matado. Adrián y Xavier se salbaron gracias a Teresa y así terminó el misterio de la casa encantada.
Tenía miedo, mucho miedo, estaba aterrorizada pero sentía que lo tenía que hacer, sentía que era su obligación descubrir todo aquel misterio. Por eso, destapó la trampilla pero no tuvo el suficiente valor como para bajar, así que colgó una cámara que llevaba en el bolso, la enganchó con una goma del pelo al palo de la fregona y la bajó por la trampilla. Así se quedaría grabado todo lo que pasase ahí abajo.
Notaba una presencia como de algo o alguien que la obserbaba. Pero no podía decir si era o no una persona, así que miró hacia atrás extrañada y resultó ser Bieito. El camarero del bar le dijo: -¿Qué haces aquí?
Y ella le contestó:– Venía a hacerle una visita a Adrián; soy una antigua amiga suya y él me quería enseñar esta maravillosa casa. Y tú, ¿qué haces aquí?
-Venía a darle unas cosas a Adrían. Soy el camarero del bar al que va habitualmente; encontré la puerta abierta y entré. Yo que tú saldría de aquí, dicen que esta casa está encantada.
Ella contestó: -Pero, ¿y Adrían? ¿Dónde está?
-No lo sé, hace días que no lo veo.
La hermana de Xavier cogió el móvil y llamó a la policía. Cuando llegó, entraron en la casa y abrieron la trampilla, bajaron con linternas y vieron que había cuerdas y cintas adesivas, como si hubieran secuestrado a alguien, y manchas de sangre en el suelo. Un teniente de la policía se giró y vio a la niña que aparecía en el libro, pero esta vez sin un ojo y con la cabeza sangrando. Gritó, y sus compañeros le dijeron: - ¿Qué pasa? Y él les dijo que había visto a la niña . Abrieron una puerta y resultó que allí vivía un asesino en serie con una máscara, que tenía secuestrado a Xavier, que estaba atado a una silla. Cogieron al asesino y le explicaron a Teresa que lo de la casa fantasma era para atraer a la gente a su propia muerte. Y la chica era una pequeña que él había matado. Adrián y Xavier se salbaron gracias a Teresa y así terminó el misterio de la casa encantada.
Hecho por Bárbara Herrero.
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